martes, 20 de enero de 2009

Maleficios



Se trata de hechizos o conjuros malignos, lanzados a un objeto o persona con el fin de causar daño.
Considerado una forma de brujería ("Hex", palabra inglesa que significa maleficio deriva de Hexe que significa "bruja"), esta práctica se origino en Europa, aunque se asocio más con la magia del pueblo de Pensilvania Holandesa, población originalmente germana que se estableció en América durante el siglo XVII.

Existían agentes especializados en maleficios, llamados “doctores en maleficios” que eran contratados para que echaran o quitaran maleficios.
Los granjeros de Pensilvania consideraban efectos de maldiciones a las cosas más sencillas, como no conseguir montar mantequilla con la nata de la leche, pero también asuntos más serios como una enfermedad del ganado.

El efecto de un maleficio sobre un ser humano era considerado un asunto de extrema gravedad. Una persona a la que se le ha echado un maleficio puede sufrir de un insomnio incurable, perdida del apetito, debilitamiento moral, dolores físicos persistentes o mala suerte en general.

Para protegerse de maleficios, se contaba con varias opciones. Se podía dibujar una estrella de cinco puntas en el marco de la puerta de la casa o en el alfeizar, impidiendo la entrada de alguien especializado en echar maleficios. También se podía colgar una carta en las vigas de los graneros con una declaración de enemistad hacia el doctor de maleficios, para proteger a los ocupantes. Una pequeña bolsa con mercurio colgada sobre los establos podía proteger y hasta curar a los animales de los efectos de maleficios.
También se usaban signos como protección adicional, figuras geométricas muy coloridas, pintadas en los muros laterales de la casa y del granero. Al igual que los maleficios tienen su origen en Alemania, esta costumbre de pintar signos también provenía de allí, aunque en el siglo XIX, eran más comunes en Pensilvania que en cualquier otro lugar del mundo. Aunque se los ve mas que nada en construcciones, estos signos también eran pintados en cunas, utensilios y en discos de madera o metal que se colgaban en las ventanas.

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